miércoles, 5 de agosto de 2009

UNA MADRE LE TRANSMITE SUS EMOCIONES AL BEBÉ DESDE QUE CONCIBE HASTA EL PERIODO DE LACTANCIA


El ambiente en el que se desarrollen los nueve meses de gestación es clave para el desarrollo emocional y social del pequeño.
¿Quién es la persona más importante en su vida?, es la pregunta que les hace Clara Sandoval, pediatra bioenergética, a las mamás de sus pequeños pacientes cuando llegan a consulta. En el 90 por ciento de los casos la respuesta es: “Mis hijos, mi mamá, mi esposo”. “Nadie puede ser más importante que uno mismo –señala la experta–, porque los hijos no podrán ser felices si tienen una mamá depresiva y llena de angustia”.
Desde que la mujer está embarazada, debe procurarse un ambiente en el que disfrute de su estado, debido a que todas las emociones que se generan en ella influyen directamente en el bebé en formación. Cuando llegan a consulta con los pediatras o sicólogos, los niños son de difícil manejo, rebeldes, con problemas de atención, hiperactividad o, incluso, deprimidos. Y, según la experta, muchas de estas alteraciones de conducta radican en las emociones que sintió la madre cuando se enteró del embarazo, durante los nueve meses o la lactancia. “Está científicamente comprobado que a los tres meses de gestación un niño está conectado con las emociones de su mamá”. Lo que ella siente y le transmite a su hijo será determinante en la infancia, la adolescencia y la adultez del pequeño.
Un ambiente tranquiloSin embargo, tener un ambiente tranquilo es más sencillo decirlo que hacerlo. Incluso, intentar garantizarlo también puede ser motivo de ansiedad. De acuerdo con la experta, quienes rodean a la embarazada juegan un papel fundamental, debido a que es importante sentirse protegidas, ayudadas y cuidadas. “He conocido parejas con pocos recursos económicos que han criado a grandes seres humanos, pero también familias adineradas que no tienen tiempo para ver a sus hijos”, dice la pediatra bioenergética Clara Sandoval.
La intranquilidad la manifiestan los niños generalmente con alteraciones en el sueño o llanto incontrolado. Según el pediatra Víctor García, jefe de neonatología del Hospital La Samaritana, cuando un recién nacido llora con desesperación deben atenderse varios factores, que determinen su bienestar: si ha comido, si se sacaron los gases, si tiene sueño, demasiado calor o frío. Pero si el llanto continúa, es pertinente visitar al pediatra, quien descartará molestias que pueda sufrir el bebé; pocas veces se pensará en una causa emocional, dice el experto. Según la doctora Sandoval, cuando se han desechado las razones orgánicas se debe buscar en las emociones.
Puede suceder, por ejemplo, que solo lloran con impaciencia en las noches o incluso en brazos de la mamá, pero se calman cuando los alza otra persona. “Es muy posible que la madre tenga sentimientos de angustia, que es necesario tratar con terapia”, dice Sandoval.
Durante la lactanciaCuando una madre da de comer a su hijo, el contacto los une, no siendo así a través de un tetero. “La piel es un órgano vivo que transmite una serie de sensaciones en las que el niño huele a su mamá, la siente, la saborea”, dice la pediatra. “Un tetero no tiene la potestad de hacer sentir lo que produce el seno”, agrega.El momento de la lactancia debe ser único y especial, para garantizar el bienestar de madre e hijo.

Tenga en cuentaCuando vayan a lactar, las madres deben dejar los problemas fuera de la habitación, poner música a gusto, con volumen suave, en un ambiente tranquilo y en una silla cómoda; por ejemplo, una mecedora que no lesione la espalda, porque es un momento de conexión entre madre e hijo, que incluso, después de alimentarlo, le ayudará a estar mucho más tranquila y, por qué no, a ser más productiva en sus tareas. El apoyo del papá les permitirá a ellas descargarse de preocupaciones en la atención del bebé y del hogar.

Por Edna Juliana Rojas H.
Redactora ABC del bebé

No hay comentarios:

Publicar un comentario